Por: Deydra Acero
"El ser humano será más humano
cuando tenga consciencia de que hay aspectos de la realidad
que no puede manejar” Akira Kurosawa.
La historia de este film se desarrolla en lugares diferentes, el contraste de espacios (sintagma paralelo) es notorio. Por un lado encontramos la casa de campo de la abuela y la ciudad de Nagasaki (ciudad-campo), y por el otro la misma casa humilde de campo, en contraste con las riquezas de la casa estadounidense (pobreza-riqueza). Este tipo de diferencias hacen que se sienta la película, que se afirme la realidad que en este mundo, de riquezas mal repartidas, todos vivimos.
Según cuentan muchos sobrevivientes de la tragedia, el 9 de agosto de 1945 el cielo estaba muy nublado y nadie se explicaba por qué tantas nubes en verano. En la noche, ya todos sabían la respuesta: el cielo les advertía la desdicha y todo empeoró porque el gran hongo atómico era la nube más temeraria que habían visto jamás. Esa nube, el hongo atómico, es la que aparece en la presentación del reparto, inicialmente presentan partes del mismo para evocar su parecido con nubes pero cuando dice: “written and Directed by Akira Kurasawa” lo muestran en toda su magnificencia, diciendo que no es una simple nube, es la representación de la destrucción de la vida de miles de seres humanos.
La historia empieza a desarrollarse cuando cuatro niños pasan las vacaciones de verano con su abuela Kane, quien es sobreviviente del desastre ocurrido en Nagasaki. Sus padres van a Hawái a visitar al supuesto hermano mayor de la abuela, Suzujiro, quien poseía nacionalidad y familia estadounidense, además de una riqueza extraordinaria. Llega una carta desde Hawái pidiendo que la abuela visite a su hermano, ya que él está a punto de morir. Ella no comparte la idea de viajar ya que no lo recuerda. Esta carta viene acompañada de fotos en las que se encontraban sus hijos con los supuestos familiares estadounidenses, quienes tenían carros costosos, grandes propiedades, lujos, vitalidad y alegría. Y en contraste, aparecía una de Suzujiro, su supuesto hermano mayor, postrado en una cama sin ganas de vivir y con muchas de salir corriendo del lugar en el que se encontraba.
Estas fotos tenían prácticamente un fin manipulador: primero, las imágenes de las riquezas que podría disfrutar al viajar, y segundo, la compasión que le debería inspirar la foto de su hermano en esta desesperación. Sin embargo Kane no reconoce a su hermano, guarda silencio, sus emociones son notorias en sus ojos, no le da importancia a las palabras y en muy pocas ocasiones se la da a los gestos. En cambio sus nietos gritan, saltan y utilizan toda su energía para demostrar lo que sienten.
Puede notarse que ellos están contagiados en mayor proporción de lo que es la cultura occidental, tanto en sus expresiones, como en su forma de vestir. En casi toda la película llevan puestas camisetas relacionadas sobretodo con deportistas o instituciones de enseñanza de los diferentes lugares de Estados Unidos, por ejemplo: USC (University of Southern California) Trojans, que es el nombre utilizado para los deportistas de la Universidad del sur de California, o M.I.T. (Massachusetts Institute of Technology), que es una de las instituciones dedicadas a la docencia y a la investigación en Estados Unidos. También es importante recalcar que no son sólo sus nietos los contagiados, es todo su país, toda su gente. El director nos demuestra este suceso recurriendo a la presencia de avisos y cajas de Coca-cola en varias ocasiones dentro del film, sabiendo bien que este producto es la representación más pura y concreta del imperialismo estadounidense.
En el desarrollo de la historia se pueden encontrar ciertas fotografías en donde el equilibrio visual juega un trabajo importante. Por ejemplo, en la escena en la que comen por primera vez, se encuentran dos de los nietos de Kane a su lado derecho (niño y niña) y dos al izquierdo (niño y niña). Ella aparece sola en el centro como poseedora de la sabiduría. Igualmente, cuando la nieta mayor les cuenta a los niños pequeños la historia de lo que le ocurrió a su abuela y en general a Nagasaki, estando en la escuela, ella aparece en el centro como poseedora de la sabiduría (con el niño a su lado izquierdo y la niña al lado derecho). Además de equilibrio visual, puede verse un reflejo de su misma cultura. Sobre todo al comer, los grandes maestros siempre van al centro en medio de sus aprendices.
Los nietos de Kane se proponen persuadir a su abuela para que ella decida ir a Hawái. Ellos también quieren algo de lujos, de fantasías económicas, de diversión. El mayor de ellos, Tateo, dice: “el destino llama a nuestra puerta”, y toca en el órgano la sinfonía 5ª de Beethoven, la frase y la melodía se relacionan ya que uno de los motivos asociados a la creación de esta sinfonía es ese, “el destino que toca a la puerta”.
En el proceso de convencer a la abuela para viajar, los niños descubren más que la historia de Japón, la de su propia familia. Su abuelo, al igual que Kane, era profesor en una escuela cercana al punto de impacto de la bomba. Ella había dejado de trabajar cuando se casó con él, por esto, no murió el día del atentado. Ella estaba en su casa a 10km de Nagasaki mientras su esposo estaba en la escuela y él murió. Su calvicie es producto de buscar a su esposo entre los escombros el día siguiente al atentado. La cámara muestra su calvicie en muchas ocasiones como la marca que le dejo la bomba, el director quiere que la veamos como el daño menos importante que le causó. Además crea conciencia de que las víctimas de esa locura no fueron sólo las que murieron y de que ese 9 de agosto no se acabó ni se acabará jamás. Perjuicios físicos y psicológicos no solo en la generación de ese momento sino en todos los que fueron criados en el ambiente de la postguerra.
Kane empieza a recordar los nombres de sus hermanos, y las historias que a algunos les habían sucedido, sus nietos se dan cuenta de que aunque ella recuerde, hace mucho tiempo perdonó. No guarda resentimiento contra el país que le quitó a su esposo y a gran parte de su familia.
cuando tenga consciencia de que hay aspectos de la realidad
que no puede manejar” Akira Kurosawa.
La historia de este film se desarrolla en lugares diferentes, el contraste de espacios (sintagma paralelo) es notorio. Por un lado encontramos la casa de campo de la abuela y la ciudad de Nagasaki (ciudad-campo), y por el otro la misma casa humilde de campo, en contraste con las riquezas de la casa estadounidense (pobreza-riqueza). Este tipo de diferencias hacen que se sienta la película, que se afirme la realidad que en este mundo, de riquezas mal repartidas, todos vivimos.
Según cuentan muchos sobrevivientes de la tragedia, el 9 de agosto de 1945 el cielo estaba muy nublado y nadie se explicaba por qué tantas nubes en verano. En la noche, ya todos sabían la respuesta: el cielo les advertía la desdicha y todo empeoró porque el gran hongo atómico era la nube más temeraria que habían visto jamás. Esa nube, el hongo atómico, es la que aparece en la presentación del reparto, inicialmente presentan partes del mismo para evocar su parecido con nubes pero cuando dice: “written and Directed by Akira Kurasawa” lo muestran en toda su magnificencia, diciendo que no es una simple nube, es la representación de la destrucción de la vida de miles de seres humanos.
La historia empieza a desarrollarse cuando cuatro niños pasan las vacaciones de verano con su abuela Kane, quien es sobreviviente del desastre ocurrido en Nagasaki. Sus padres van a Hawái a visitar al supuesto hermano mayor de la abuela, Suzujiro, quien poseía nacionalidad y familia estadounidense, además de una riqueza extraordinaria. Llega una carta desde Hawái pidiendo que la abuela visite a su hermano, ya que él está a punto de morir. Ella no comparte la idea de viajar ya que no lo recuerda. Esta carta viene acompañada de fotos en las que se encontraban sus hijos con los supuestos familiares estadounidenses, quienes tenían carros costosos, grandes propiedades, lujos, vitalidad y alegría. Y en contraste, aparecía una de Suzujiro, su supuesto hermano mayor, postrado en una cama sin ganas de vivir y con muchas de salir corriendo del lugar en el que se encontraba.
Estas fotos tenían prácticamente un fin manipulador: primero, las imágenes de las riquezas que podría disfrutar al viajar, y segundo, la compasión que le debería inspirar la foto de su hermano en esta desesperación. Sin embargo Kane no reconoce a su hermano, guarda silencio, sus emociones son notorias en sus ojos, no le da importancia a las palabras y en muy pocas ocasiones se la da a los gestos. En cambio sus nietos gritan, saltan y utilizan toda su energía para demostrar lo que sienten.
Puede notarse que ellos están contagiados en mayor proporción de lo que es la cultura occidental, tanto en sus expresiones, como en su forma de vestir. En casi toda la película llevan puestas camisetas relacionadas sobretodo con deportistas o instituciones de enseñanza de los diferentes lugares de Estados Unidos, por ejemplo: USC (University of Southern California) Trojans, que es el nombre utilizado para los deportistas de la Universidad del sur de California, o M.I.T. (Massachusetts Institute of Technology), que es una de las instituciones dedicadas a la docencia y a la investigación en Estados Unidos. También es importante recalcar que no son sólo sus nietos los contagiados, es todo su país, toda su gente. El director nos demuestra este suceso recurriendo a la presencia de avisos y cajas de Coca-cola en varias ocasiones dentro del film, sabiendo bien que este producto es la representación más pura y concreta del imperialismo estadounidense.
En el desarrollo de la historia se pueden encontrar ciertas fotografías en donde el equilibrio visual juega un trabajo importante. Por ejemplo, en la escena en la que comen por primera vez, se encuentran dos de los nietos de Kane a su lado derecho (niño y niña) y dos al izquierdo (niño y niña). Ella aparece sola en el centro como poseedora de la sabiduría. Igualmente, cuando la nieta mayor les cuenta a los niños pequeños la historia de lo que le ocurrió a su abuela y en general a Nagasaki, estando en la escuela, ella aparece en el centro como poseedora de la sabiduría (con el niño a su lado izquierdo y la niña al lado derecho). Además de equilibrio visual, puede verse un reflejo de su misma cultura. Sobre todo al comer, los grandes maestros siempre van al centro en medio de sus aprendices.
Los nietos de Kane se proponen persuadir a su abuela para que ella decida ir a Hawái. Ellos también quieren algo de lujos, de fantasías económicas, de diversión. El mayor de ellos, Tateo, dice: “el destino llama a nuestra puerta”, y toca en el órgano la sinfonía 5ª de Beethoven, la frase y la melodía se relacionan ya que uno de los motivos asociados a la creación de esta sinfonía es ese, “el destino que toca a la puerta”.
En el proceso de convencer a la abuela para viajar, los niños descubren más que la historia de Japón, la de su propia familia. Su abuelo, al igual que Kane, era profesor en una escuela cercana al punto de impacto de la bomba. Ella había dejado de trabajar cuando se casó con él, por esto, no murió el día del atentado. Ella estaba en su casa a 10km de Nagasaki mientras su esposo estaba en la escuela y él murió. Su calvicie es producto de buscar a su esposo entre los escombros el día siguiente al atentado. La cámara muestra su calvicie en muchas ocasiones como la marca que le dejo la bomba, el director quiere que la veamos como el daño menos importante que le causó. Además crea conciencia de que las víctimas de esa locura no fueron sólo las que murieron y de que ese 9 de agosto no se acabó ni se acabará jamás. Perjuicios físicos y psicológicos no solo en la generación de ese momento sino en todos los que fueron criados en el ambiente de la postguerra.
Kane empieza a recordar los nombres de sus hermanos, y las historias que a algunos les habían sucedido, sus nietos se dan cuenta de que aunque ella recuerde, hace mucho tiempo perdonó. No guarda resentimiento contra el país que le quitó a su esposo y a gran parte de su familia.
continuará...
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